jueves, 3 de junio de 2010

2*

EXTERIOR-AMANECER
Que sufra mucho pero que no muera



Saber que sólo yo y el que ahora es su marido hemos atorado a cierta chica no me tranquiliza, quizá fuese mejor pensar en un número indefinido de amantes, así no tendría una sola y fea cara en mis pesadillas. A veces pienso que ya no amo a cierta chica, que ese amor ha muerto, pero cada amanecer pequeñas y voraces criaturas chupan mi corazón. Si ella hubiese tenido muchos amoríos sería más fácil olvidarla pero se empecina en ser la mujer ideal, mi amor perfecto. Como no recuerdo manera de pringar su recuerdo, su recuerdo me pringa a mi. Ese es el axioma: entre dos siempre hay uno que apesta.

Uno quisiera que las personas fueran como uno imagina que son, uno se empeña en hacer de las personas lo que uno quiere que sean. Es lo que me emputa de la literatura literaria, en ésta los personajes son rígidos y deambulan por la trama como tarritos de conservas por los rieles de una fábrica: si se portan bien lo hace de una forma cuadrada. Si son malos actúan perfectamente mal. Si son buenos y malos -a un tiempo- tienen una forma inequívoca de serlo. Así pretende hacer uno con las personas, convertirlas en personajes que deben actuar a nuestro antojo. Así quise hacer con cierta chica. Durante años creí tener el control y le bastó un instante para dejarme perplejo. Su vida giró en una dirección inesperada y la mía se partió en mil pedazos.


Las personas bajan del autobús y corren hacia sus casas porque necesitan entrar al baño con urgencia. Las personas saben que pueden aguantar esos doscientos metros y lo hacen. Tocan con violencia la puerta y deben hacerse en los pantalones porque nadie les abre, porque quien debía estar en casa no está y eso no lo habían previsto las personas.


¿Qué tipo, por duro y eficaz que sea, no se ha hecho alguna vez en los pantalones? El amor golpea más fuerte que Tyson, se mueve mejor que Alí, es más rápido que Ben Johnson dopado. Aunque calces 48, el amor puede tirarte al piso y hacerte rodar hasta que no quede un pelo en tu trasero. Para que te hagas en los pantalones al amor le basta un suspiro. Sé que hay gente por ahí con buenos dientes y otros envidiarían a un gusano. Hay gente que nunca tiene granos en la cara, hay gente que gana todas las apuestas: eso ayuda pero no es suficiente. Muchos de mis amigos han sido más cerdos que yo con sus mujeres y ellas siguen allí, comiendo el trasnochado arrocito chino.

Los hombres sueñan con ser el primer y único amante de la mujer que aman. Las mujeres dicen que el último puede cantar victoria. Mamasabia opina que nadie puede estar seguro de ser el primero y eso también vale para el último.

Me gusta trotar cada mañana porque afloja la tristeza.
Cuando sueño con cierta chica lo sé aunque no lo recuerde. La sensación de ausencia en el pecho me lo dice. Trotar ayuda, por eso hay tanta gente trotando al amanecer.

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