Luego de haber sumido este blog en un largo y profundo olvido me permito compartirles los cinco capítulos a mi parecer mas particulares y de algún modo sobresalientes de uno de mis libros favoritos: "Erase una vez el amor pero tuve que matarlo" por Efraim Medina.
En ésta cruel y realista pero interesante novela el autor deja entrever una mezcla agónica entre sufrimiento, dolor y añoranza originada por un sentimiento que seguramente nos ha competido a todos en algún momento, el Amor.
Así pues, lo que pueda transmitir cada capítulo lo dejo a criterio de cada quien. El orden en el cual están enumerados los capítulos es aleatorio y su manipulación no afecta de modo alguno el hilo natural de la historia.
1.
-CAPITULO 6-
EXTERIOR-TARDE
Sufro mucho al saber que no te has muerto
Sé que ahora mismo se la está metiendo, la está sobando, le está abriendo las piernas a 180 grados, le está hundiendo el alma. Sé que ahora mismo la está enganchando y ella no piensa en mí, ella no pide ayuda. Sé que ahora mismo le está mordiendo la punta de las tetas, le está dando lengua, le está chupando la sangre y ella no piensa en mí, ella no quiere llamar a la policía, ella goza, ahora mismo, ahora mismo. Sé que ahora mismo está borrándome más y más y ella no se acuerda de mí.
En ese local que ves allí, sí, al lado de la marquetería. En ese local tuvimos una sala de teatro. Allí soñamos y lo hicimos la primera vez, Éramos un grupo conflictivo pero compacto, todos siguen siendo mis amigos y a ella la perdí. Victor se casó. Cueto fue abandonado por Teresa (ella se fue a París y se enamoró de un francés), Pollo vive en Bogotá y pronto va a casarse. Yo escribía las obras. Una vez ella consiguió cincuenta sillas para una presentación, estaba radiante y la obra no estuvo mal. Se llamaba A media Voz pero la dejé tirada en algún lado. Perdí la obra, la perdí a ella, perdí el sentido y el deseo.
*No siempre fui bueno con ella, más bien era un hijoputa. La amaba tanto y no sabía qué hacer. En vez de darle lo que sentía, de llenarla con ese áspero amor, me lo tragaba. Es algo que todavía no entiendo: su amor me llegaba fácil, en cambio el mío no fluía hacia ella. Creo que su amor reprimía el mío. Ella y su amor formaban una sustancia espesa y mi amor y yo nos quedábamos atascados, entonces me volvía una furia y ella no podía entenderlo. La traté mal muchas veces porque estaba desesperado pero la quería más que a mi vida y cuando ella se fue mi vida se apagó.
Cuando supe que nunca más iba a tenerla enloquecí: Antes que pase un segundo habrás muerto cien mil veces, dice una frase del Corán y yo tuve que vivirla. No había dejado de amarme pero su amor estaba enfermo y no soportaba mi presencia. Vi todo el dolor en sus ojos, todas mis traiciones y mentiras, yo era la persona entre ella y yo, el rival imposible. Entonces, cuando ya no importaba, estalló mi amor: su amor enfermo no hacía resistencia y el mío fue hacia ella como un rayo pero ella estaba cerrada. Y mi amor se quedó conmigo y hubo gotas de sangre en mi silencio. Ella se alejó y yo entré al cuarto frío, el menos florido de todos los manicomios, y todavía no salgo.
Como no tengo a quién odiar lo odio a él, como no hay culpable lo culpo a él, como no hay enemigo le convierto a él en enemigo. Mi amor es sobrenatural, un pecado sin Dios, una telenovela sin fin, un nuevo comercial de margarina. Como a quien debo matar es a mí, mato el amor. Como soy el incendiario, el innombrable, lo nombro a él. Como no he podido explicarle a ella cuánto la amo, se lo explico al mundo.
jueves, 3 de junio de 2010
2*
EXTERIOR-AMANECER
Que sufra mucho pero que no muera
Saber que sólo yo y el que ahora es su marido hemos atorado a cierta chica no me tranquiliza, quizá fuese mejor pensar en un número indefinido de amantes, así no tendría una sola y fea cara en mis pesadillas. A veces pienso que ya no amo a cierta chica, que ese amor ha muerto, pero cada amanecer pequeñas y voraces criaturas chupan mi corazón. Si ella hubiese tenido muchos amoríos sería más fácil olvidarla pero se empecina en ser la mujer ideal, mi amor perfecto. Como no recuerdo manera de pringar su recuerdo, su recuerdo me pringa a mi. Ese es el axioma: entre dos siempre hay uno que apesta.
Uno quisiera que las personas fueran como uno imagina que son, uno se empeña en hacer de las personas lo que uno quiere que sean. Es lo que me emputa de la literatura literaria, en ésta los personajes son rígidos y deambulan por la trama como tarritos de conservas por los rieles de una fábrica: si se portan bien lo hace de una forma cuadrada. Si son malos actúan perfectamente mal. Si son buenos y malos -a un tiempo- tienen una forma inequívoca de serlo. Así pretende hacer uno con las personas, convertirlas en personajes que deben actuar a nuestro antojo. Así quise hacer con cierta chica. Durante años creí tener el control y le bastó un instante para dejarme perplejo. Su vida giró en una dirección inesperada y la mía se partió en mil pedazos.
Las personas bajan del autobús y corren hacia sus casas porque necesitan entrar al baño con urgencia. Las personas saben que pueden aguantar esos doscientos metros y lo hacen. Tocan con violencia la puerta y deben hacerse en los pantalones porque nadie les abre, porque quien debía estar en casa no está y eso no lo habían previsto las personas.
¿Qué tipo, por duro y eficaz que sea, no se ha hecho alguna vez en los pantalones? El amor golpea más fuerte que Tyson, se mueve mejor que Alí, es más rápido que Ben Johnson dopado. Aunque calces 48, el amor puede tirarte al piso y hacerte rodar hasta que no quede un pelo en tu trasero. Para que te hagas en los pantalones al amor le basta un suspiro. Sé que hay gente por ahí con buenos dientes y otros envidiarían a un gusano. Hay gente que nunca tiene granos en la cara, hay gente que gana todas las apuestas: eso ayuda pero no es suficiente. Muchos de mis amigos han sido más cerdos que yo con sus mujeres y ellas siguen allí, comiendo el trasnochado arrocito chino.
Los hombres sueñan con ser el primer y único amante de la mujer que aman. Las mujeres dicen que el último puede cantar victoria. Mamasabia opina que nadie puede estar seguro de ser el primero y eso también vale para el último.
Me gusta trotar cada mañana porque afloja la tristeza.
Cuando sueño con cierta chica lo sé aunque no lo recuerde. La sensación de ausencia en el pecho me lo dice. Trotar ayuda, por eso hay tanta gente trotando al amanecer.
Que sufra mucho pero que no muera
Saber que sólo yo y el que ahora es su marido hemos atorado a cierta chica no me tranquiliza, quizá fuese mejor pensar en un número indefinido de amantes, así no tendría una sola y fea cara en mis pesadillas. A veces pienso que ya no amo a cierta chica, que ese amor ha muerto, pero cada amanecer pequeñas y voraces criaturas chupan mi corazón. Si ella hubiese tenido muchos amoríos sería más fácil olvidarla pero se empecina en ser la mujer ideal, mi amor perfecto. Como no recuerdo manera de pringar su recuerdo, su recuerdo me pringa a mi. Ese es el axioma: entre dos siempre hay uno que apesta.
Uno quisiera que las personas fueran como uno imagina que son, uno se empeña en hacer de las personas lo que uno quiere que sean. Es lo que me emputa de la literatura literaria, en ésta los personajes son rígidos y deambulan por la trama como tarritos de conservas por los rieles de una fábrica: si se portan bien lo hace de una forma cuadrada. Si son malos actúan perfectamente mal. Si son buenos y malos -a un tiempo- tienen una forma inequívoca de serlo. Así pretende hacer uno con las personas, convertirlas en personajes que deben actuar a nuestro antojo. Así quise hacer con cierta chica. Durante años creí tener el control y le bastó un instante para dejarme perplejo. Su vida giró en una dirección inesperada y la mía se partió en mil pedazos.
Las personas bajan del autobús y corren hacia sus casas porque necesitan entrar al baño con urgencia. Las personas saben que pueden aguantar esos doscientos metros y lo hacen. Tocan con violencia la puerta y deben hacerse en los pantalones porque nadie les abre, porque quien debía estar en casa no está y eso no lo habían previsto las personas.
¿Qué tipo, por duro y eficaz que sea, no se ha hecho alguna vez en los pantalones? El amor golpea más fuerte que Tyson, se mueve mejor que Alí, es más rápido que Ben Johnson dopado. Aunque calces 48, el amor puede tirarte al piso y hacerte rodar hasta que no quede un pelo en tu trasero. Para que te hagas en los pantalones al amor le basta un suspiro. Sé que hay gente por ahí con buenos dientes y otros envidiarían a un gusano. Hay gente que nunca tiene granos en la cara, hay gente que gana todas las apuestas: eso ayuda pero no es suficiente. Muchos de mis amigos han sido más cerdos que yo con sus mujeres y ellas siguen allí, comiendo el trasnochado arrocito chino.
Los hombres sueñan con ser el primer y único amante de la mujer que aman. Las mujeres dicen que el último puede cantar victoria. Mamasabia opina que nadie puede estar seguro de ser el primero y eso también vale para el último.
Me gusta trotar cada mañana porque afloja la tristeza.
Cuando sueño con cierta chica lo sé aunque no lo recuerde. La sensación de ausencia en el pecho me lo dice. Trotar ayuda, por eso hay tanta gente trotando al amanecer.
3*
EXTERIOR-TARDE
Música de Grateful Dead
Llevo mas de media hora sentado aquí esperando que alguna chica linda se siente a mi lado para meterle conversación. Carlos está en la otra banca tocando baladas en su vieja guitarra. Entonces, en vez de llegar la hermosa chica del atardecer, se aplasta a mi lado una gorda de lo más inmunda. Las tetas se le salen por los costados, su trasero se escurre por toda la banca y su cara parece un guante de boxeo. Odio las mujeres feas. Me escupo las manos y juego cno la saliva pero no surte efecto, mi cochinada en vez de espantarla la divierte. Carlos, guitarra la hombro, se acerca y saluda de beso a la gorda. Carlos tiene el funesto don de conocer a las tipas más indeseables de Ciudad Inmóvil. La gorda resulta ser pianista, eso me cabrea más, para mi las pianistas deben ser bellas, como la amiga de Toni o Leslie Ash.
-Carlos, ¿has visto Ballenas de agosto?
-No
-Ya no tienes que ir -digo
Carlos se aguanta la risa. La gorda me mira con interés.
-¿Es una película? -pregunta ella.
-Algo así -digo
-Me gustan las ballenas -dice ella-. ¿A ti no?
-En el océano me encantan -digo.
Carlos trata de dominar la risa.
-¿Es una comedia? -pregunta ella.
Imagino su pequeño cerebro atrapado bajo un alud de copitos verdes.
-Al contrario -digo- Es una película triste.
-¿Por qué ríen entonces?
Ser cruel y pesado con la gente no es bueno pero calma los nervios. A uno también lo joden y así va la vida. Cuando somos crueles con los semejantes no pensamos en su dolor. pensar en el dolor ajeno es malo para los nervios. Nada hay más importante que el propio dolor pero quizácierta chica también sufre al saber que, a fin de cuentas, la amaba más de lo que creyó siempre.
*Cuando dejé Ciudad Inmóvil por primera vez (había ganado una beca de seis meses para hacer un curso de cine en Bogotá) prometí llevarla conmigo y luego hubo líos y no pude o no quise. Me bastaba con hablarle cinco minutos por telefono, cad dos noches, desde mi habitación de hotel. Estaba deslumbrado por mi repentino cambio de y vida y no capté como se diluía su voz llamada tras llamada. Al principio insistía en la posibilidad de venir y yo siempre encontraba la forma de matar su entusiasmo.
Me gustaba estar solo en aquella ciudad de nadie, me gustaba aventurarme por allí sin rendir cuentas. Una vez me escribió pidiéndome regresar enseguida, era una carta desesperada, llena de dolor y rabia y ganas de morir. En lugar de tomar el primer avión hacia ella, de tomarla en serio, fui a un café y disfruté saber cuánto me amaba. Ni un segundo pensé en su angustia, en cómo debió sentirse para escribir algo así. No, era el Rey Reptil, el amo de las mujeres. ¿Cómo se puede ser tan imbécil? No lo sabré jamás ni me importa. ¿Qué objeto tiene saber algo si ella no estará conmigo?
Hacía y deshacía mundos para ella, Aceptaba mis palabras y actos sin oponer resistencia. Era dócil y confiada como una mascota. Pensé que podía hacer lo que quisiera, que ella jamás iba a reaccionar. ERROR. Mientras estuve a su lado nada pasó. Mataba sus dudas como si fueran moscas. Apenas dejé espacio pudo saber la clase de escoria que amaba. Estaba deshecha y me pidió que regresara a decirle como siempre que nada era cierto, que jamás le haría algo así. No hubo respuesta. ERROR. La fiebre y el insomnio hicieron presa de ella. Supe que una vez pensó en venir sin consultarme pero al final tuvo miedo de quedar en la deriva: ya no confiaba en mí, ya la había perdido.Ella jamás habló de su dolor pero su voz en el teléfono era una sombra de su voz y después
llegó el silencio, el largo y espinoso silencio hasta el fin del mundo. Me sentí
traicionado, me dije: Nadie puede hacerme esto. Soy Big Rep. Pero no pude moverla un ápice y mi orgullo se esfumó. Entonces me volví loco.
Ella y yo tuvimos buenos momentos, tuvimos diálogos y sueños, tuvimos citas y canciones, tuvimos sexo con amor, sexo con magia, sexo con sangre y locura. Quizá quiera negar aquel tiempo pero voy a estar aquí recordando que le enseñé a mover estrellas, a leer escritores cojonudos, a entender lo que nuestros ojos no ven, lo que no zumba, las criaturas de oscuro aire. Ella me enseñó a saber y eso al menos es cierto. Ella es esquiva, silenciosa, con heridas antiguas. Debes amarla con cuidado, puede ponerse fría y dura como un sapo de yeso, puede guardarse en sí misma como un caracol resentido.
Ortega, el poeta profesor, sostiene que el artista es un pequeño dios cuya altanería es un dolor que lo hace pedazos. Recoger cada pedazo es su oficio. Un oficio sórdido, inútil y extenuante: sórdido porque vives en un manicomio. Extenuante porque son demasiados. Inútil porque jamás los escontrarás todos. Ortega tiene razón, el pedazo más valioso no quiere saber nada de mí.
Música de Grateful Dead
Llevo mas de media hora sentado aquí esperando que alguna chica linda se siente a mi lado para meterle conversación. Carlos está en la otra banca tocando baladas en su vieja guitarra. Entonces, en vez de llegar la hermosa chica del atardecer, se aplasta a mi lado una gorda de lo más inmunda. Las tetas se le salen por los costados, su trasero se escurre por toda la banca y su cara parece un guante de boxeo. Odio las mujeres feas. Me escupo las manos y juego cno la saliva pero no surte efecto, mi cochinada en vez de espantarla la divierte. Carlos, guitarra la hombro, se acerca y saluda de beso a la gorda. Carlos tiene el funesto don de conocer a las tipas más indeseables de Ciudad Inmóvil. La gorda resulta ser pianista, eso me cabrea más, para mi las pianistas deben ser bellas, como la amiga de Toni o Leslie Ash.
-Carlos, ¿has visto Ballenas de agosto?
-No
-Ya no tienes que ir -digo
Carlos se aguanta la risa. La gorda me mira con interés.
-¿Es una película? -pregunta ella.
-Algo así -digo
-Me gustan las ballenas -dice ella-. ¿A ti no?
-En el océano me encantan -digo.
Carlos trata de dominar la risa.
-¿Es una comedia? -pregunta ella.
Imagino su pequeño cerebro atrapado bajo un alud de copitos verdes.
-Al contrario -digo- Es una película triste.
-¿Por qué ríen entonces?
Ser cruel y pesado con la gente no es bueno pero calma los nervios. A uno también lo joden y así va la vida. Cuando somos crueles con los semejantes no pensamos en su dolor. pensar en el dolor ajeno es malo para los nervios. Nada hay más importante que el propio dolor pero quizácierta chica también sufre al saber que, a fin de cuentas, la amaba más de lo que creyó siempre.
*Cuando dejé Ciudad Inmóvil por primera vez (había ganado una beca de seis meses para hacer un curso de cine en Bogotá) prometí llevarla conmigo y luego hubo líos y no pude o no quise. Me bastaba con hablarle cinco minutos por telefono, cad dos noches, desde mi habitación de hotel. Estaba deslumbrado por mi repentino cambio de y vida y no capté como se diluía su voz llamada tras llamada. Al principio insistía en la posibilidad de venir y yo siempre encontraba la forma de matar su entusiasmo.
Me gustaba estar solo en aquella ciudad de nadie, me gustaba aventurarme por allí sin rendir cuentas. Una vez me escribió pidiéndome regresar enseguida, era una carta desesperada, llena de dolor y rabia y ganas de morir. En lugar de tomar el primer avión hacia ella, de tomarla en serio, fui a un café y disfruté saber cuánto me amaba. Ni un segundo pensé en su angustia, en cómo debió sentirse para escribir algo así. No, era el Rey Reptil, el amo de las mujeres. ¿Cómo se puede ser tan imbécil? No lo sabré jamás ni me importa. ¿Qué objeto tiene saber algo si ella no estará conmigo?
Hacía y deshacía mundos para ella, Aceptaba mis palabras y actos sin oponer resistencia. Era dócil y confiada como una mascota. Pensé que podía hacer lo que quisiera, que ella jamás iba a reaccionar. ERROR. Mientras estuve a su lado nada pasó. Mataba sus dudas como si fueran moscas. Apenas dejé espacio pudo saber la clase de escoria que amaba. Estaba deshecha y me pidió que regresara a decirle como siempre que nada era cierto, que jamás le haría algo así. No hubo respuesta. ERROR. La fiebre y el insomnio hicieron presa de ella. Supe que una vez pensó en venir sin consultarme pero al final tuvo miedo de quedar en la deriva: ya no confiaba en mí, ya la había perdido.Ella jamás habló de su dolor pero su voz en el teléfono era una sombra de su voz y después
llegó el silencio, el largo y espinoso silencio hasta el fin del mundo. Me sentí
traicionado, me dije: Nadie puede hacerme esto. Soy Big Rep. Pero no pude moverla un ápice y mi orgullo se esfumó. Entonces me volví loco.
Ella y yo tuvimos buenos momentos, tuvimos diálogos y sueños, tuvimos citas y canciones, tuvimos sexo con amor, sexo con magia, sexo con sangre y locura. Quizá quiera negar aquel tiempo pero voy a estar aquí recordando que le enseñé a mover estrellas, a leer escritores cojonudos, a entender lo que nuestros ojos no ven, lo que no zumba, las criaturas de oscuro aire. Ella me enseñó a saber y eso al menos es cierto. Ella es esquiva, silenciosa, con heridas antiguas. Debes amarla con cuidado, puede ponerse fría y dura como un sapo de yeso, puede guardarse en sí misma como un caracol resentido.
Ortega, el poeta profesor, sostiene que el artista es un pequeño dios cuya altanería es un dolor que lo hace pedazos. Recoger cada pedazo es su oficio. Un oficio sórdido, inútil y extenuante: sórdido porque vives en un manicomio. Extenuante porque son demasiados. Inútil porque jamás los escontrarás todos. Ortega tiene razón, el pedazo más valioso no quiere saber nada de mí.
4*
BOGOTÁ. JUNIO-91
El hacha clavada sobre el tronco puede verse de dos formas: la parte del hacha que se ve y la otra. Una es el amor y la otra, la muerte. Cada quien decide cuál es la muerte
Estaba en el último puesto de un autobús que atravesaría el país para llegar a Ciudad Inmóvil. Como los autobuses son trastos tan reales preferí mirar por la ventanilla y pensar en otras cosas. De la película El río que corre profundo, me había quedado flotando en una idea relativa a que quizá nunca podamos entender totalmente a alguien y menos a los más queridos pero podemos amarlos totalmente.
En mi opinión, amar a una persona quizá sea más fácil que entenderla pero mucho más peligroso porque el amor siempre duele. Uno puede tratar de entender a alguien pero no puede tratar de amarlo. El amor surge involuntario. El amor puede aumentar o bajar hasta diluirse pero no puede imponerse. A veces nos gustaría amar a determinada persona, incluso podemos comprobar que la persona tiene todos los atributos para que la amemos y no ocurre. Uno se acostumbra a cualquiera con mayor o menor trabajo pero acostumbrarse no es amar. No sé si pienso lo correcto o si mis ideas son absurdas pero tiendo a creer que el amor existe, que es una invención del hombre y que ahora está fuera de control. El amor más estúpido y delirante es el de una madre por el hijo pero al menos tiene un piso biológico. Pero pensar que te encuentras a una desconocida y al poco tiempo darías la vida por ella me parece inexplicable.
Mónica se había encerrado en un motel conmigo mientras su novio pasaba la noche en un hospital. Cierto que había telefoneado hasta saber dónde estaba y que no era grave pero no estuvo con él y nunca que recuerde se sintió culpable. Después me explicó que la cosa venía mal entre ellos, que estaba harta y deseaba algo más intenso. Se había ido al motel conmigo porque quería hacer algo loco y luego le parecí interesante y luego surgió el amor... Su punto de vista me pareció patético pero le seguí la corriente porque no la amaba y por ende no corría riesgo alguno. Mónica era buena pero incapaz de producirme amor. Si lo analizo en detalle, ella tenía más de lo que podía soñar y creo que eso era lo malo; para amar a alguien ese alguien debe tener lo justo. Un poco menos es insuficiente. Un poco más echa todo a perder. Eso ocurre porque amar es un arte de la misma índole que comer: un plato que no está en su punto puede calmar el apetito pero no satisface el gusto.
Hay gente que come para llenarse el buche y esos pueden vivir sin amor pero no sin compañía. Otros morirían de hambre antes que aceptar algo mal preparado. Estos últimos serán eternos solitarios a menos que den con la medida justa. Cuando se piensa en el amor las ideas no tienen consistencia y quizá por ello los grandes filósofos eludieron el tema pero aunque empalague es obvio que nuestra pequeña vida gira en torno a alguien que nos ha hecho felices idiotas o resentidos sabios. El autobús abandonó el terminal y se adentró a la autopista.
El hacha clavada sobre el tronco puede verse de dos formas: la parte del hacha que se ve y la otra. Una es el amor y la otra, la muerte. Cada quien decide cuál es la muerte
Estaba en el último puesto de un autobús que atravesaría el país para llegar a Ciudad Inmóvil. Como los autobuses son trastos tan reales preferí mirar por la ventanilla y pensar en otras cosas. De la película El río que corre profundo, me había quedado flotando en una idea relativa a que quizá nunca podamos entender totalmente a alguien y menos a los más queridos pero podemos amarlos totalmente.
En mi opinión, amar a una persona quizá sea más fácil que entenderla pero mucho más peligroso porque el amor siempre duele. Uno puede tratar de entender a alguien pero no puede tratar de amarlo. El amor surge involuntario. El amor puede aumentar o bajar hasta diluirse pero no puede imponerse. A veces nos gustaría amar a determinada persona, incluso podemos comprobar que la persona tiene todos los atributos para que la amemos y no ocurre. Uno se acostumbra a cualquiera con mayor o menor trabajo pero acostumbrarse no es amar. No sé si pienso lo correcto o si mis ideas son absurdas pero tiendo a creer que el amor existe, que es una invención del hombre y que ahora está fuera de control. El amor más estúpido y delirante es el de una madre por el hijo pero al menos tiene un piso biológico. Pero pensar que te encuentras a una desconocida y al poco tiempo darías la vida por ella me parece inexplicable.
Mónica se había encerrado en un motel conmigo mientras su novio pasaba la noche en un hospital. Cierto que había telefoneado hasta saber dónde estaba y que no era grave pero no estuvo con él y nunca que recuerde se sintió culpable. Después me explicó que la cosa venía mal entre ellos, que estaba harta y deseaba algo más intenso. Se había ido al motel conmigo porque quería hacer algo loco y luego le parecí interesante y luego surgió el amor... Su punto de vista me pareció patético pero le seguí la corriente porque no la amaba y por ende no corría riesgo alguno. Mónica era buena pero incapaz de producirme amor. Si lo analizo en detalle, ella tenía más de lo que podía soñar y creo que eso era lo malo; para amar a alguien ese alguien debe tener lo justo. Un poco menos es insuficiente. Un poco más echa todo a perder. Eso ocurre porque amar es un arte de la misma índole que comer: un plato que no está en su punto puede calmar el apetito pero no satisface el gusto.
Hay gente que come para llenarse el buche y esos pueden vivir sin amor pero no sin compañía. Otros morirían de hambre antes que aceptar algo mal preparado. Estos últimos serán eternos solitarios a menos que den con la medida justa. Cuando se piensa en el amor las ideas no tienen consistencia y quizá por ello los grandes filósofos eludieron el tema pero aunque empalague es obvio que nuestra pequeña vida gira en torno a alguien que nos ha hecho felices idiotas o resentidos sabios. El autobús abandonó el terminal y se adentró a la autopista.
5*
BOGOTÁ. OCTUBRE-92
El dolor es un placer inolvidable
Lo que recuerdo es el brillo de sus ojos y luego la huella de su voz en la estrecha oscuridad. Los besos colgaban de la asustada superficie como relojes de Dalí y caían en los huecos sin duendes y luego sentí su acre olor dentro mío y me comí su olor y el corazón de su olor... Las manos se repitieron hasta el cansancio y había más manos que lugares para ellas, y también algo de sangre y lágrimas y moco sobre el resplandor de su cuerpo. No sé si fue bueno, sé que fue arduo y único. Los otros detalles se los tragó la ansiedad. Ella nunca me contó qué había sentido.
Afuera Cueto y Víctor seguían discutiendo. Ella no se había movido, Abrí la puerta y me senté con ellos. Cueto y Víctor me miraron con picardía. Me sentí mal, como desnudo en un mercado público. Les pedí que se fueran. Se alejaron entre risas. La llamé. Era una noche cálida. Estuvimos sentados en la puerta del local más de dos horas sin decir una palabra.
Después lo hicimos cada día, cada segundo, cada pestañeo. Nunca perdímos oportunidad, era una fuerza que desplazaba las otras, en cierto sentido lo sexual fue devorando el resto. Cuando me dejó le dije que teníamos muchas cosas, que no podía dejarlo todo así, que hasta en eso éramos congruentes. Ella me dijo que eso era lo único que teníamos. Lo pensé. Tenía razón.
Tu cuerpo blanco como la luna de los sueños. Tus ojos abiertos sobre un enigma. Tus manos sabias. Bajo al fondo del mar y me toco, justo antes de morir, una piedra redonda. La piedra me trae de regreso a la superficie. No trato de entender lo que ocurre, me tiendo sobre su cuerpo y escucho lo que dicen los astros. Una voz trata de romper los espejismos pero ya no puede. Eres tanto así, tanto bella. Un regalo de la muerte. Mi cuerpo no lo puede creer, no creo en mi cuerpo. Mi cuerpo se opone como estúpida ciencia entre tú y yo. Tu cuerpo se deshace para dejarme entrar, mi cuerpo es duro como una ley, como un pacto de otros. Renuncio a mi cuerpo y me entrego al tuyo, renuncio a mi alma. Eres el hueco en mi corazón, la raya en mi pensamiento.
Después que te fuiste necesité mucho tiempo para hacerlo con otra mujer. Quizás hubiera sido mejor no intentarlo. Todo sin ti es desteñido y sólido, algo ya no está conmigo, el encanto murió y sólo quedan el insípido placer, la oquedad, el vicio. El deseo sigue intacto pero la atmósfera no fluye. Tenías una forma pecular de iluminarme un silencio con leves resonancias de estaciones llovidas, de hoteles a mitad del desierto. Ignoro qué clase de tipo será tu marido pero dudo que tenga lo suficiente. Y no se trata de mí sino de ti, de tu fatiga y ausencia en cualquier instante, algo que es nuestro secreto, algo frío y peligroso.
Tu cuerpo era mío cien años antes de pertenecerte, te salvé muchas veces en otras vidas, torcí tu corazón y nadie puede enderezarlo. Nada hice con secretas intenciones, no hubo dinero ni honores a cambio, no hubo pacto ni chantaje. Te entregaste a mí y te tomé con sumo cuidado. Estabas hecha de tal forma a mi naturaleza que nadie estará contigo sin tenerme un poco. No tenías ninguna experiencia. Entre los dos nada faltó. Ahora te rodean objetos y tienes lo que ustedes llaman una vida. Sabes que carezco de talento para eso, no sé despertarme acompañado cada día, no sé bajar escaleras a cierta hora ni besar a determinada gente. Sería capaz de quemar un hospital pero jamás cumpliré una cita. Los seres superiores como tu marido hacen un trabajo excelente. Sólo atino a vivir y por eso me llaman vividor. ¿Qué puedo ocultar? Mi huella queda en el agua.
Ahora parezco un viejo cowboy desnudo en la solitaria cama de un hotelucho. El más anónimo pistolero del far West. Una mujer en mis manos no sería una mujer sino un lugar de relámpagos, una furia de ardores y significados. Lástima que ninguna mujer pueda moverme eso, lástima que seas tú la única mujer capaz de encender la vieja bombilla del sótano. Si te tuviese ahora sería un homicida en el fondo submarino, sería el mismo diablo.
Todo el futuro está hendido de ti, todo es repetición y mugre. Al menos espero que te encuentres bien, que tu fiesta dure. Sería criminal que no fuese así.
**Nunca nada calza a la perfección, veo aqui algunas caracteristicas, algunos sentimientos de algún suceso importante relatados impecablemente -aunque aleatorios- plasmados en esta pérfida historia de dos...
La novela completa en pdf aqui:
http://www.fileden.com/files/2007/2/24/817647/erase%20una%20vez%20el%20amor.pdf **
El dolor es un placer inolvidable
Lo que recuerdo es el brillo de sus ojos y luego la huella de su voz en la estrecha oscuridad. Los besos colgaban de la asustada superficie como relojes de Dalí y caían en los huecos sin duendes y luego sentí su acre olor dentro mío y me comí su olor y el corazón de su olor... Las manos se repitieron hasta el cansancio y había más manos que lugares para ellas, y también algo de sangre y lágrimas y moco sobre el resplandor de su cuerpo. No sé si fue bueno, sé que fue arduo y único. Los otros detalles se los tragó la ansiedad. Ella nunca me contó qué había sentido.
Afuera Cueto y Víctor seguían discutiendo. Ella no se había movido, Abrí la puerta y me senté con ellos. Cueto y Víctor me miraron con picardía. Me sentí mal, como desnudo en un mercado público. Les pedí que se fueran. Se alejaron entre risas. La llamé. Era una noche cálida. Estuvimos sentados en la puerta del local más de dos horas sin decir una palabra.
Después lo hicimos cada día, cada segundo, cada pestañeo. Nunca perdímos oportunidad, era una fuerza que desplazaba las otras, en cierto sentido lo sexual fue devorando el resto. Cuando me dejó le dije que teníamos muchas cosas, que no podía dejarlo todo así, que hasta en eso éramos congruentes. Ella me dijo que eso era lo único que teníamos. Lo pensé. Tenía razón.
Tu cuerpo blanco como la luna de los sueños. Tus ojos abiertos sobre un enigma. Tus manos sabias. Bajo al fondo del mar y me toco, justo antes de morir, una piedra redonda. La piedra me trae de regreso a la superficie. No trato de entender lo que ocurre, me tiendo sobre su cuerpo y escucho lo que dicen los astros. Una voz trata de romper los espejismos pero ya no puede. Eres tanto así, tanto bella. Un regalo de la muerte. Mi cuerpo no lo puede creer, no creo en mi cuerpo. Mi cuerpo se opone como estúpida ciencia entre tú y yo. Tu cuerpo se deshace para dejarme entrar, mi cuerpo es duro como una ley, como un pacto de otros. Renuncio a mi cuerpo y me entrego al tuyo, renuncio a mi alma. Eres el hueco en mi corazón, la raya en mi pensamiento.
Después que te fuiste necesité mucho tiempo para hacerlo con otra mujer. Quizás hubiera sido mejor no intentarlo. Todo sin ti es desteñido y sólido, algo ya no está conmigo, el encanto murió y sólo quedan el insípido placer, la oquedad, el vicio. El deseo sigue intacto pero la atmósfera no fluye. Tenías una forma pecular de iluminarme un silencio con leves resonancias de estaciones llovidas, de hoteles a mitad del desierto. Ignoro qué clase de tipo será tu marido pero dudo que tenga lo suficiente. Y no se trata de mí sino de ti, de tu fatiga y ausencia en cualquier instante, algo que es nuestro secreto, algo frío y peligroso.
Tu cuerpo era mío cien años antes de pertenecerte, te salvé muchas veces en otras vidas, torcí tu corazón y nadie puede enderezarlo. Nada hice con secretas intenciones, no hubo dinero ni honores a cambio, no hubo pacto ni chantaje. Te entregaste a mí y te tomé con sumo cuidado. Estabas hecha de tal forma a mi naturaleza que nadie estará contigo sin tenerme un poco. No tenías ninguna experiencia. Entre los dos nada faltó. Ahora te rodean objetos y tienes lo que ustedes llaman una vida. Sabes que carezco de talento para eso, no sé despertarme acompañado cada día, no sé bajar escaleras a cierta hora ni besar a determinada gente. Sería capaz de quemar un hospital pero jamás cumpliré una cita. Los seres superiores como tu marido hacen un trabajo excelente. Sólo atino a vivir y por eso me llaman vividor. ¿Qué puedo ocultar? Mi huella queda en el agua.
Ahora parezco un viejo cowboy desnudo en la solitaria cama de un hotelucho. El más anónimo pistolero del far West. Una mujer en mis manos no sería una mujer sino un lugar de relámpagos, una furia de ardores y significados. Lástima que ninguna mujer pueda moverme eso, lástima que seas tú la única mujer capaz de encender la vieja bombilla del sótano. Si te tuviese ahora sería un homicida en el fondo submarino, sería el mismo diablo.
Todo el futuro está hendido de ti, todo es repetición y mugre. Al menos espero que te encuentres bien, que tu fiesta dure. Sería criminal que no fuese así.
**Nunca nada calza a la perfección, veo aqui algunas caracteristicas, algunos sentimientos de algún suceso importante relatados impecablemente -aunque aleatorios- plasmados en esta pérfida historia de dos...
La novela completa en pdf aqui:
http://www.fileden.com/files/2007/2/24/817647/erase%20una%20vez%20el%20amor.pdf **
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